viernes, 15 de junio de 2007

No hay lugar para los novatos

Setenta kilos de enganche rodaron por el aire. El fibroso cuerpo golpeó una y otra vez contra el suelo, como una piedra que hace sapito. Y sin embargo, pese a ser consciente de que una vez más su despedida iba a estar teñida de rojo, su cara escondía un gesto de satisfacción.
-La próxima te la doy en la carita, imbécil.
No hubo castigos ni penas ejemplares. Mucho menos autocrítica. Como si la situación del partido lo hubiese ameritado. Hay un momento en el que el ánimo del equipo naufraga. Entonces todo cuesta el doble. Y aparecen las excusas.
-Me la clavó en el ángulo, ¿qué querés que haga?- aclara el arquero.
Casi la misma explicación a la que recurre un jugador para abandonar la prisión de los tres palos en un partido de papi, cuando hacer la pirueta más vistosa es lo único que parece estar en juego.
Es necesario voltear y mirar al banco de suplentes. No hay jugador capaz de dar vuelta un lapidario 2-0. Pocas posibilidades de recambios efectivos. Sólo queda recurrir al mañoso del grupo.
-Rulo entrá en calor.
Ahí está Rulo. Enojado con el rival, con su propio equipo, con el arquero, con el técnico, con el árbitro, con sus padres. No puede evitarlo. Pocas cosas lo irritan más que la tibieza. Huevos, huevos y huevos. Es uno de sus vocablos favoritos, aunque su significado esconda un repertorio violento y varios antecedentes colorados.
-Dale juez para hoy, me estoy haciendo viejo esperando el cambio.
El exceso le costó una prematura amarilla, pero ya está en la cancha. Listo para impedir cualquier firulete. Lástima que siempre hay un jugador con poco tacto, un principiante que comete algún exabrupto. Con tal mala suerte que dicho atropello pasa por debajo de las piernas de Rulo. Rabia contenida. Sus veloces piernas le permiten alcanzar al novato. Lo tiene a dos metros, de espaldas, indefenso. Cualquiera hubiera tenido compasión, pero la piedad es para los débiles…

3 comentarios:

Marco dijo...

Muy bueno.
En una concentracion de River los jugadores no podian dormir. Perfumo le dice a Morete ¿que haces despierto a esta hora? son las dos de la mañana y mañana nos jugamos la vida. Deja, le dijo Morete, igual voy a dormir tranquilo porque vos jugas para nosotros, mis tobillos no corren peligro.

Puercoespín dijo...

Soy de "Pequeños Cuentos de Fútbol". Gracias por visitarme. Pasé a saludarlo, a leer sus cosas y a comentarle que lo incluí en los links.

¡Nos vemos!

Deuche dijo...

Nobleza obliga Puercoespin. Espero encontrarlo seguido, saludos...