miércoles, 23 de mayo de 2007

Cenizas del fuego sagrado I

El momento más temido para un jugador. Ese en el que nada sale. Allá está el gordito que juega de lateral derecho. Robusto, poco adepto al fair play. En su estilo violento reside el respeto de sus compañeros, aunque todos saben de sus numerosas limitaciones. Ahora resulta que es el héroe de turno. Cada vez que el nueve lo encara, el gordo despliega su mejor repertorio, con elegantes quites y puteadas de dudosa originalidad.
-Sos más malo que un pato.
Son algunas de las lamentables situaciones que debe aceptar el goleador. Son las reglas del juego. Los enanos, los mismos que siempre originan las peleas detrás de los gigantes, ahora le sacan ventaja en el juego aéreo. Nada sale. Los pases no adivinan a sus compañeros, los remates esquivan los arcos y las montañas de tierra persiguen a su pie derecho. El legendario delantero parece haber perdido su mística. No sería ése el trascendental problema. De hecho, todos pasan por un bajón. El dilema moral reside en cómo hacerle notar su flojo nivel, en encontrar un irrespetuoso que se atreva a pedir su reemplazo.
-Qué mal que está jugando Longa, por Dios- comenta su eterno suplente, con el volumen suficiente como para que el técnico lo escuche.
Su estrategia da resultado.
-Claudio, entrá en calor que saco a Longa.
Claudio lejos está de ser un dotado. Es más, a veces es preferible jugar un partido amistoso con equipos impares. Y no por las ventajas que ofrece. Es su poca autocrítica, su falta de consciencia, la que genera un malestar colectivo. Un cóctel perfecto para darle un buen dolor de cabeza al histórico goleador...Continuará

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