viernes, 4 de mayo de 2007

Peligro al volante

Otra derrota. Esta vez fue 1-0. Sin embargo, la fórmula mantiene el equilibrio. Nadie logra alterar su orden: derrota más derrota tiene un indiscutible culpable. Los resultados negativos necesitan alimentarse. Por lo menos una víctima, una parte del todo.
Es curioso pero en el instante posterior al traspié reina la meditación. Los jugadores, a veces sorprendentemente sabios, regalan silencio. Es en el momento de saber cómo sigue la gira donde renace el malestar. La culpa es demasiado dependiente, demasiado posesiva.
-Ya fue boludo. No puede seguir más. Nunca te aclara el panorama. Nunca te habla de fútbol.
La discusión más larga de todas. Ya lleva casi cuatro años y se renueva cada fin de semana.
-Nos tenemos que juntar y decidir si queremos que siga.
Cada comentario lo deslegitima y, pese a las críticas, Jorge sigue ahí. Sabe que su trabajo no es indispensable. De hecho, el de ninguno lo es. Pero ahí está cada fin de semana para amargarse otro domingo.
Los mensajes de texto viajan de aparato en aparato. La cúpula está reunida. Es sábado, día de trasnoche. A veces es necesario sacrificar tiempo valioso; es necesario discutir; es necesario definir.
-Flaco, ésto ya lo hablamos. Ya fue, se va- sentencia el primer orador.
-Dejate de joder. Qué culpa tiene. Acá el que se tiene que ir sos vos- replica con violencia un defensor poco afecto al fair play.
Todos sienten la necesidad de hablar, de gritar y tapar el comentario del otro. Pero cuando las palabras no pueden por sí solas, la violencia pasa del anonimato al estrellato. Una botella vacía impacta de lleno en la cabeza del histórico enganche. La sangre que corre por su ceja decreta el fin de una simple discusión entre amigos. Todos se descargan. Disparan donde más duele, con un generoso repertorio que incluye madres, hermanas y novias. La misma historia de siempre.
La batalla termina con un saldo de varios heridos y una decisión unámine.
-Ya está, se queda.
Vuelven las sonrisas, las bromas y los golpes menos hostiles.
-Menos mal que se quedó. Si no lo tuviéramos, viviríamos peleando

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy Buena la redacción, parece que sirvió mucho corregir tantas cartas, no Her? Felicitaciones a los que formen parte de este proyecto, seguiré ingresando asiduamente para leer sus obras.
Besos Her,

Ana Grossmüller.-

Deuche dijo...

Se da cuenta, su esfuerzo no fue en vano. Por lo menos, ahora adivino algunos acentos (todo mérito suyo). Una muy grata sorpresa su visita. Espero encontrarla más seguido por aquí. Saludos a usted, su pareja, y un futuro tercer integrante de la familia. Vio lo que dicen algunos fotologs. Sería otra linda noticia…

Anónimo dijo...

Bien por el Negro Fontanarrosa, un groso...

Deuche dijo...

Coincido. Es para compensar. Saludos

Anónimo dijo...

Viste, siempre sorprendo, siempre estoy aunque vos no lo sepas, aunque no te des cuenta, aunque no lo necesites, aunque no lo quieras, siempre estuve...

Saludos,

Y acordate, el año q viene vendrá el cuarto integrante, el tercero es Pepa.